Autor: THICH NHAT HANH

Editorial: KAIROS 2017. 378 págs.

Este es un gran libro en el que Thich Nhat Hanh profundiza con mucha sencillez en el complicado tema de la naturaleza de la mente. Por tanto, Thich Nhat Hanh nos introduce en las profundidades de la psicología budista haciendo un perfecto comentario basado en los “Cincuenta Versos sobre la Naturaleza de la Conciencia” del maestro Vasubandhu. El libro se divide en seis partes, y cada una de ellas en una serie de capítulos.

En la primera parte Thich Nhat Hanh nos explica lo que es el denominado deposito de conciencia, que es la octava conciencia, estando formado, básicamente, por semillas. Estas semillas pueden ser negativas y positivas y el trabajo consiste en ser consciente, practicar la atención plena y regar y fortalecer las semillas positivas.

En la segunda parte aborda lo que es Manas o la séptima conciencia. Manas surge del depósito de conciencia y se apropia de una parte de éste como objeto del yo, de una identidad propia y se agarra a ella con fuerza. Manas dificulta el funcionamiento del depósito de conciencia y obstaculiza la vía de transformación de las semillas. El modo de percepción de manas es siempre erróneo. Cuando manas despierta, cuando ha sido transformada, tiene la maravillosa función llamada “la comprensión de la igualdad”, es decir, la habilidad para ver lo uno en el todo y el todo en el uno.

En la tercera parte Thich Nhat Hanh nos explica lo que es la conciencia mental, que es la sexta conciencia. Esta tiene su base en manas, por lo que mucho de lo que percibimos en la conciencia mental es erróneo. Sin embargo, la conciencia mental tiene otras formas de percibir, en concreto el modo directo y el deductivo. Esta conciencia mental es la base de las cinco conciencias sensoriales y opera de cinco maneras: con ellas; independientemente de ellas; dispersa, concentrada o de forma inestable. Esta conciencia  percibe la realidad en tres naturalezas: 1. La naturaleza de la construcción imaginaria o discriminación 2. La naturaleza de la interdependencia y 3. La naturaleza de la realidad consumada o naturaleza de la realidad última.

Aborda las conciencias sensoriales y la naturaleza de la realidad para llegar a la sexta parte en la cual nos aconseja como trabajar con las semillas , y aprender la forma adecuada de percibir la realidad.. Aquí cabe destacar la idea de que la plena conciencia de la naturaleza de la interdependencia es la clave de la transformación. Se denomina Paratantra al proceso de aprendizaje y entrenamiento de uno mismo para observar profundamente la naturaleza de la interdependencia. Esclarecemos la manera de ser de todo observando profundamente la impermanencia, el no yo, el Interser. Cuando somos capaces de ver con la mirada del Interser tocamos la naturaleza del Nirvana dentro de nosotros mismos. La habilidad de ver la naturaleza interdependiente de todas las cosas nos hace tener un corazón más compasivo y nos preserva del sufrimiento, incluso cuando nos traicionan y nos hacen daño. Dice Thich Nhat Hanh que si somos capaces de amar a los demás a pesar de sus malas acciones, somos realmente un bodhisattva. Resulta muy importante también su idea de no rechazar nada.…pues es al contemplar la naturaleza del engaño que tocamos el despertar.

Su mensaje principal es que debemos vivir la vida de forma consciente, despierta. La meditación nos facilita el tener una visión profunda, disipa la incomprensión, la ignorancia y produce amor, aceptación y alegría. Nuestra única tarea es practicar la plena conciencia, siendo su base la respiración consciente. Identificamos la inspiración como inspiración y la expiración como expiración: “Inspirando se que estoy inspirando, espirando se que estoy espirando”. Si aparece una sensación dolorosa la abrazamos con la energía de la plena conciencia; lo hacemos por todos nuestros ancestros y por todas las generaciones venideras. Thich Nhat Hanh dedica en este libro un capítulo entero al tema de la Sangha y es maravilloso. Básicamente nos dice que si podemos encontrar un entorno favorable y una buena sangha se dará la transformación. Finaliza con un capítulo donde nos recuerda que no hay nada que alcanzar…nada a lo que aferrarse, nada que soltar. El Samsara es el Nirvana. El último capítulo, denominado “No Miedo”    nos indica que la ausencia de miedo es la más grande de las prácticas budistas. “Un jardinero no persigue las flores mientras trata de huir de los desperdicios. Acepta ambos y cuida de ambos. No se aferra a ninguno ni los rechaza, porque comprende que la naturaleza de ambos es el Interser. Ha hecho las paces con las flores y los desperdicios. Un bodhisattva maneja el despertar y las aflicciones de la misma forma en que un hábil jardinero maneja flores y desechos: sin discriminación alguna. Sabe cómo llevar a cabo el trabajo de la transformación y ya no siente miedo. Esta es la actitud de un Buda”.

 

Claudia Corrales Lantero