Hablar de la memoria, su localización, su deterioro y su continuidad en otras vidas pone de manifiesto muchas de las diferencias en la concepción de la mente en Oriente y Occidente. Los Geshes iniciaron su ponencia resaltando la naturaleza dinámica de la memoria debido a la impermanencia de la mente.
Para el budismo, la memoria no es una entidad que pueda almacenarse en una estructura determinada, sino que reside en el sexto sentido de la mente siendo uno de sus 51 agregados. Este punto abrió un posterior debate entre los Geshes y el Dr. Segovia.
¿Qué nos hace diferentes a las personas?
Para la ciencia, la memoria tiene su asentamiento en estructuras como el hipocampo donde los mecanismos de aprendizaje, en su mayoría hebbianos, hacen que mediante el reforzamiento de las conexiones neuronales recordemos grandes cantidades de información. Por una parte esto podría suponer que las variaciones entre sujetos son debidas a factores genéticos o biológicos diversos que determinan la predisposición de unas personas a aprender frente a otras.
Para el budismo, el término genética o las variaciones debidas al azar que supone la ciencia moderna podrían ser explicadas por la ley de karmas que continua de una vida a otra. Se mencionaron estudios de niños que recordaban experiencias de vidas anteriores, como los trabajos realizados por el Dr. Stevenson, así como relatos de meditadores experimentados.
Se sugirió como punto de unión interesante el incorporar en los modelos de explicación de conducta y aprendizaje la posibilidad de una herencia que traspase los límites de la vida de la persona.
Ante la pregunta de cómo se explicaría en el budismo el deterioro de la memoria, y otras capacidades cognitivas, en enfermedades como por ejemplo el Alzheimer, los Geshes argumentaron que las conciencias sensoriales no están siempre activas por eso no es siempre posible acceder a la memoria, que aunque ausente a ese nivel no desaparece. En este punto se volvió a resaltar la dependencia mente cuerpo, como una pantalla donde se proyecta la luz.
La memoria no tendría causa física ni forma y sería parte de la corriente de conciencia que perdura tras la muerte del cuerpo físico.
Un tema de gran interés hoy en día en la neurociencia es comprender la actividad del cerebro cuando no se está realizando ninguna tarea, lo que se conoce como red por defecto o estado de reposo. Estudios basados en técnicas hemodinámicas o electromagnéticas encontraron que el consumo de energía cerebral en este estado era más elevado de lo que se esperaba, entre un 5 y 20% menos que cuando la atención se concentra en la realización de una tarea.
Para la ciencia, así como para el budismo, este estado de “divagación” nos dota de una flexibilidad necesaria para pasar de una tarea a otra. Pero resulta interesante establecer una comparación entre lo que supone esta red por defecto y lo que en meditación se ha llamado “la mente del mono” o Santa Teresa denominó como “la loca de la casa”. Este estado, clave en el conocimiento contemplativo o introspectivo de la mente en primera persona encuentra correspondencia con los hallazgos de la neuroimagen. Las zonas implicadas en la red por defecto son áreas motoras del lenguaje, responsables de ese diálogo interior, corteza prefrontal, responsable de mecanismos de ejecución o inhibición, o la formación hipocámpica íntimamente relacionada con la memoria. Se describieron varios estudios de cambios en la red por defecto en meditadores experimentados y su correlación con la mejoría psicológica de los participantes.
Nuestra mente es como un mono, y también salta de un lugar a otro sin parar.
Por último la tercera sesión acabó con la siguiente reflexión de los geshes: para la ciencia la memoria es un factor imprescindible para el aprendizaje, necesarios para la adaptación de los seres al medio. Para el budismo, el fin sin embargo sería aprender a liberarse de los engaños y avanzar en la rueda de la vida.
Los pasados 21 y 22 de marzo del 2015 se celebraron en el centro Thubten Dhargye Ling de Madrid las primeras jornadas de Budismo y Ciencia. En esta ocasión en torno al tema de la memoria.
Asistieron como ponentes los lamas Geshe Tering Palden y Geshe Ngawang Losel, los profesores universitarios de psicología el Dr. Santiago Segovia y el Dr. Miguel Ángel Santed y el doctor en medicina Pablo Iglesias, experto en cuidados paliativos. Las jornadas estuvieron moderadas por la doctora en biofísica Nazareth Castellanos.