Buda fue representado durante siglos de forma simbólica siguiendo su expreso deseo, para evitar convertirse en una figura icónica que pudiera llegar a ser venerada.  Ante todo debía prevalecer su mensaje y sus enseñanzas y no generar apego hacia su persona.

Con la llegada de las tropas de Alejandro Magno a la India entre el 327 y el 325 a.C. quedó fundada la ciudad de Gandhara por ser un punto estratégico a mitad de camino entre Oriente y Occidente.  Su gran desarrollo se debió gracias a ser una parada obligada en la Ruta de la Seda, que conectaba las culturas del Mediterráneo con la lejana China.  La influencia del budismo llegó en el siglo II d.C a esta ciudad tan cosmopolita y el arte griego impulsó la aparición de las primeras representaciones de Buda con forma humana. Así nació el arte Grecobudista que se desarrolló en la India durante la Dinastía Kushan (Siglo III-IV d.C.) con su capital en la ciudad de Mathura.

En estas importantes ciudades surgen dos grandes Escuelas artísticas y ambas fueron destinadas a crear las figuras antropomórficas del Budismo.

Los Kushan eran un pueblo procedente de las estepas de Asia Oriental que, si bien no eran inicialmente seguidores del budismo, sus monarcas se convirtieron en mecenas y patrocinadores de esta filosofía expandiéndola por todo su Imperio.

Las primeras representaciones de Buda con forma humana

Las primeras representaciones de Buda con forma humana

El canon que debía seguirse para representar a Buda requería de fórmulas que venían especificadas los Silpa-sastras, que son unos tratados iconográficos de la antigua India que definen cómo debe ser la anatomía especial de una divinidad supra-humana y que debe de tener los atributos o Lakshanas propios de Buda.

Este proceso se realizó lentamente, incorporando los elementos necesarios y definiendo las formas, aunque como vemos en esta imagen, los artistas griegos al principio también incluían a los dioses de su mitología en un intento de sincretismo religioso.  Pensaban que Buda era otro Dios a quien poder adorar en templos dedicados a su figura pero poco a poco fueron puliendo el estilo y eliminando los añadidos hasta tener completamente definidas las figuras del panteón budista.

 

Arte de Gandhara.Buda Sakyamuni

En esta imagen (Arte de Gandhara. Buda Sakyamuni. Museo Metropolitano de Nueva York. Siglo V (d.C)) podemos apreciar como los artesanos griegos que se ponen al servicio del budismo para crear la figura humana de Buda aplican sus conocimientos técnicos que usaban para representar las hazañas de sus reyes y atletas.  En sus esfuerzos por ser reconocida la imagen de Buda, utilizan símbolos que pudieran identificarlo, como presentarlo bajo el árbol donde alcanzó la iluminación, un halo alrededor de su figura, sentado en la forma de loto y formando un mudra con sus manos; aunque todavía aparece coronado como un rey y con el torso desnudo como un atleta griego.

 

fiesta pagana             Bodisatvas

En estas imágenes también podemos ver cómo el relieve que representa a una serie de dioses de la música y las artes celebrando una fiesta pagana con jarras de vino (Fig.1) marcan el estilo y la alineación de la representación de Buda y los Bodisatvas (Fig.2) que se encuentran junto a un monje y un laico a los extremos presentando ofrendas de flores y alimentos.

Escuela de Gandhara.  Bodisatva Maitreya y Buda.  Museo Lahore. Siglo IV d.C.

Escuela de Gandhara.Bodisatva Maitreya

Escuela de Gandhara

 

En estos ejemplos que se muestran el momento de máximo esplendor de la escuela de Gandhara donde se los artistas consiguieron un dominio de la técnica y una belleza incomparable en las formas de las figuras budistas.  El delicado trabajo del modelado y el realismo del Bodisatva dejan al descubierto parte de su cuerpo para lucir collares y alhajas con adornos en el pelo y anillos que nos recuerdan a un príncipe de la India.  En el caso de Buda, el ropaje cubre todo su cuerpo y se eliminan cualquier tipo de joyas y se presenta con los pies descalzos sobre un trono de flores de loto.

 

Escuela de Mathura. Buda. Esculpidas en arenisca roja. Museo Metropolitano de Nueva York y Museo Mathura.

Escuela de Mathura

 

En Mathura, la capital del Imperio Kushan, se desarrollaba el arte budista  siguiendo los pasos de la Escuela de Gandhara, pero conservando un estilo representativo de la India clásica más alejado de la influencia griega.

En estas dos imagines podemos ver que las figuras no tienen un estudio tan elaborado del cuerpo humano, no aparece la musculatura y todas las formas son más redondeadas y anchas.  Es muy particular el color de la piedra (arenisca roja), que nos recuerda a la terracota y que es muy utilizada en esta época.

Dinastía Gupta

Imperio GuptaLa siguiente dinastía en gobernar la India fue el Imperio Gupta (siglo IV al VII d.C), donde los artistas representan la figura de Buda con un dominio total de las figuras que adoptan formas sinuosas con un semblante más sereno, queriendo representar las profundas enseñanzas de Buda: la meditación como el camino para alcanzar el estado de liberación del samsara, de pacificación   La mayor producción de esculturas se realiza en la ciudad de Sarnath, y es por ello que la escuela más importante de artistas de esta época lleva su nombre.

Imagen de Buda con las manos en la posición de Dharmachakra-mudra.. El primer giro de la rueda del Dharma.

Escuela de Sarnath.  Periodo Gupta. India Siglo V.

 

Dinastía Pala

La Dinastía Pala fue la que más influye en el Tíbet. (Siglo VIII al XIII d.C).  Los reyes Pala que gobernaron el norte de la India favorecieron la propagación del budismo en sus territorios y mantuvieron buenos contactos con los Estados vecinos, entre ellos Nepal y Tíbet.

Dinastía Pala

En el siglo VIII surgen las representaciones típicamente tántricas de los budas unidos a sus shaktis (equivalentes femeninos a las divinidades masculinas).  Muestran dos figuras abrazadas pero en realidad manifiesta una persona única con los dos aspectos sexuales del ser humano.  Así refleja la idea de la polaridad cuyo objetivo es la consecución de la armonía perfecta: de la dualidad a la unidad.

También aparecen las figuras de Tara, deidades femeninas que a diferencia de Buda, aparecen coronadas y con la piernas extendida.

Hasta el siglo XII los artistas tibetanos  tomaron sus motivaciones e imágenes referentes de la India y lentamente se fue creando una iconografía tibetana propia.

Manuela Echaniz Rodriguez