La Medicina Tradicional Tibetana

Últimamente escuchamos con bastante frecuencia referencias asalud plena, y ya no sólo en anuncios sino también en nuestro ambiente de trabajo o en las actividades de ocio que practicamos. Y es que, desde no hace mucho, la sociedad occidental ha empezado a incluir en sus hábitos cotidianos prácticas que permiten integrar mente y cuerpo.

Las sociedades evolucionan, y con ellas los patrones de comportamiento. Es por eso que la conciencia de los individuos se transforma no sólo de forma personal sino también grupal, abriéndose a nuevas formas de vida y nuevos hábitos.

Con esas nuevas perspectivas cambiamos nuestros pensamientos y utilizamos enfoques más flexibles, buscando soluciones diferentes y dejando atrás las costumbres de tiempos anteriores. Y es así que integramos formas y culturas más globales en nuestra cotidianeidad.

Miramos a Oriente, no sólo por la atracción de lo distinto y exótico, sino con la esperanza de hallar otra forma de conciencia, otro enfoque vital. El tiempo para uno mismo (introspección,) la escucha de nuestro yo (la reflexión interna) y la satisfacción personal (ya no tanto profesional) son ahora objetivos que queremos integrar y compaginar en nuestro panorama cotidiano.

Parece obvio que una persona debe tener hábitos de alimentación y comportamiento saludables si quiere mantener una vida sana, sin embargo muy frecuentemente ello no es así. De la mano de la Medicina Tradicional Tibetana esta visión de la salud se ha integrado en todo el Asia Central y la globalización que preside nuestra cultura la trae también hasta nosotros, haciéndonos comprender la importancia de la ley de causa y efecto en nuestras decisiones diarias y su influencia en nuestra salud o su falta de ella. Por todo ello, la Medicina Tradicional Tibetana ha ido tomando un rol más activo en la vida occidental, aportando la conciencia a nuestros hábitos cotidianos, cambiando el objetivo de salud por el de salud plena, y recuperando el protagonismo de cada individuo en su forma de integrar vida, trabajo, salud y ocio.

Pero ¿qué nos propone la Medicina Tradicional Tibetana?, ¿qué alternativa nos aporta?

Yendo a sus orígenes, este sistema médico (totalmente integrado en la vida de las sociedades asiáticas de India, Tíbet, China, Japón o Rusia) debe su nacimiento a la combinación de un sistema tradicional de hierbas y remedios con el enfoque budista de la mente y su importancia en nuestra forma de relacionarnos con el mundo.

La Medicina Tradicional Tibetana cambia el objeto de salud de inactivo a activo, siendo el propio individuo y su pensamiento quien define su salud, alejando de esta forma el concepto de alienación que nos encontramos en muchas ocasiones en la medicina occidental.

Estar sano es un proyecto de vida que requiere de un individuo consciente de todos sus actos, decisiones y actividades que realiza. Llegamos a este mundo condicionados y debemos entender las circunstancias en las que vivimos para lograr interrelacionarnos de una manera positiva y que de paso a nuestra salud. Estas condiciones se manifiestan en una constitución (existen 6 diferentes según las enseñanzas de la Medicina Tradicional Tibetana) que, si bien no es totalmente determinante, ayuda a entender nuestras tendencias físicas y psicológicas y, con ello, las causas que puedan fomentar un estado de salud o su falta.

Reflejados en la Medicina Tradicional Tibetana, el mundo está compuesto de 5 elementos primordiales, conocidos como tierra, agua, fuego, aire y espacio, presentes en todas partes, incluidos nosotros mismos, y que se relacionan mediante un modo de apoyo (mismo elemento favorece por adición) y oposición (elementos opuestos se compensan), permitiendo mantener un equilibrio.

Estos 5 elementos se agrupan para dar lugar a las 3 energías esenciales; viento, bilis y flema, que determinan los procesos físicos y psicológicos de nuestro cuerpo. Siendo el viento la energía responsable de los procesos intelectuales, emocionales y de percepción, así como de nuestra parte psicológica. La energía bilis es responsable de la energía física y de los procesos metabólicos y de transformación. La energía flema es finalmente la responsable de nuestro sostén, nuestro descanso y compensa el calor generado por la energía bilis para mantener un equilibrio de temperatura interno.

La relación del individuo con su entorno externo (alimentos, clima, vida social, etc.) conlleva un intercambio de elementos con los internos del cuerpo, de forma que las energías se desequilibran por exceso o defecto, dando lugar a la pérdida de salud. Desde la Medicina Tradicional Tibetana aprendemos a reconocer esos elementos y sus características en nosotros mismos y en todo lo que nos rodea, de forma que somos capaces de poder actuar en nuestro beneficio, logrando salud, calidad de vida y felicidad.

No dudes en acercarte al mundo de la Medicina Tradicional Tibetana, su sencillez y su lógica no te dejarán de sorprender.

Tashi Delek

Sergio Iniesta Esteban

Coord. del Área MTT de Thubten Dhargye Ling