Desde tiempos inmemoriales, Tíbet ha sido una tierra especialmente bendecida por Chenrezig, el bodisatva de la Compasión. A juzgar por las referencias que hay en numerosos sutras de Buda Shakyamuni y, más adelante, en las biografías de algunos académicos budistas que visitaron el Tíbet, está claro que se forjó una extraordinaria relación entre Tíbet y Chenrezig. A pesar de las diferencias menores entre nuestras tradiciones milenarias, si miramos las cosas desde una perspectiva más amplia, nos daremos cuenta de que los niños tibetanos pueden recitar el mantra budista de seis sílabas (Om Mani Padme Hum) sin que se les enseñe a hacerlo. 

Los tibetanos son, por naturaleza, muy educados. Tener un corazón bondadoso sin duda marca la diferencia. Aunque tienen la tendencia de alimentarse con comida no vegetariana, también tienen una rica tradición que les enseña a tener compasión incluso por un pequeño insecto como la hormiga. Anteriormente, cuando el Tíbet era libre, el país estaba dotado de ricas tradiciones y valores. Los crímenes, como tomar la vida de un ser humano, eran muy poco frecuentes. Por eso, dada su rareza, resultaba muy perturbador para los tibetanos presenciar tales incidentes. 

 

De igual forma, la costumbre que se mantuvo en mi país durante largo tiempo por la cual se consideraba sagrada la preservación del medioambiente, prohibía cualquier acto de violencia sobre la vida salvaje. Las autoridades del Tíbet también acordaron protecciones legales para la vida salvaje mediante la emisión de una serie de decretos que prohibían matar animales salvajes. Conozco a unos cuantos lamas que estudiaron en diversos monasterios de Tíbet. Huyeron del país en 1959 y desde entonces han vivido en el exilio en India. Estos lamas me dijeron que, cuando volvieron al Tíbet a ver a sus familiares, se impresionaron al no ver las manadas de animales salvajes que en su día se movían libremente por las llanuras del Tíbet sin correr ningún peligro.

¿Qué podemos decir sobre esto cuando tomar la vida de una persona está considerado ahora como algo «normal» en el Tíbet?

Nuestros «nuevos amigos» en Tíbet han enseñado a los tibetanos muchas cosas, las cuales han producido resultados terribles en las condiciones actuales del Tíbet en general.

En Occidente, la gente posee granjas de ganado y lonjas de pescado. Miles de sus animales son posteriormente sacrificados para el consumo. En Asia, se han establecido numerosas granjas de aves de corral. Las aves en estas granjas son sacrificadas sin piedad cuando portan alguna enfermedad mortal como la gripe aviar. 

Además, en Tíbet, las autoridades chinas han establecido piscifactorías, pocilgas y granjas de aves de corral. Su único objetivo es obtener ganancia o aumentar el sueldo y la riqueza de la gente. Este tipo de desarrollo me perturba y entristece. En resumen, no deberíamos abandonar nunca los valores y principios que nos han legado nuestros ancestros – valores que apoyan la empatía y la calidez de corazón. Necesitamos desarrollo material, así como educación moderna.

Sin embargo, si continuamos distanciándonos de nuestros valores y principios éticos, entonces caeremos profundamente en el océano de sufrimiento, porque los tibetanos empezarán a entregarse al engaño, al acoso y a otros actos inmorales. Por el momento, debido a las restricciones chinas, los tibetanos ya están destrozados por insoportables sufrimientos y miedos.  

Con la economía de Tíbet mejorando ligeramente, los tibetanos han empezado a interesarse por las cosas materiales y los oficiales jubilados están solicitando viviendas para el personal público. Todas estas peticiones están justificadas. Pero algunos han desarrollado un deseo excesivo por las joyas y los ornamentos. Me he dado cuenta de esto en la Televisión de Lhasa y en algunas películas del Tíbet. Algunos tibetanos, tanto hombres como mujeres, han empezado a ponerse pesados collares hechos de oro, turquesa y ámbar. También alardean de su riqueza vistiendo ropas adornadas con pieles de animales. Si pensamos sobre esto con sabiduría, entonces nos daremos cuenta de que ponernos encima semejantes ornamentos pesados y ropas decoradas con pieles de animales no tiene ninguna utilidad en absoluto. Es más bien una carga enorme sobre nuestros cuerpos debido a su enorme peso. 

En Occidente, muchas personas están en contra de la ropa hecha con pieles de animales. Lanzan campañas clamando por la prohibición de tales prendas. Estos activistas no son budistas. Aun así, tienen compasión por estos pobres animales y luchan por su protección. Estos actos merecen ser apreciados. En algunas áreas del Tíbet, la gente se ve obligada a utilizar piel de cordero como vestimenta para vencer el amargo frío del invierno. El suyo es un caso diferente. De lo contrario, es absurdo presumir de la riqueza de uno vistiendo ropas adornadas con pieles de animales y pesados ornamentos, los cuales son básicamente innecesarios y también caros. Este tipo de práctica solo dejará una mala impresión en las mentes de las demás personas. Si lo pensáis detenidamente, es evidente que tales actos solo demuestran estupidez.

En lugar de eso, deberíais desarrollar un interés por la educación, que es de dos tipos: educación moderna y educación tibetana tradicional, basada en los principios del amor y la compasión y que nos ha sido transmitida por nuestros antepasados. Si realmente deseáis honor y autoestima para vosotros mismos, estos dos tipos de educación os ayudarán a lograrlo. Es absurdo intentar ganar prestigio cubriéndote a ti mismo de vestimentas hechas con pieles de animales.

En la mayoría de las sociedades, las personas de menor educación son las que normalmente llevan más adornos y ropa más llamativa y estridente. Por lo que respecta a los tibetanos, tenemos una cultura rica, que ya por sí misma es un gran honor para nosotros. Si en vez de prestar atención a este honor mantenéis el interés por la joyería y la ropa llamativa, entonces os convertiréis en una enorme fuente de vergüenza.

Los tibetanos están cometiendo un grave error al interesarse tanto por las ropas y los ornamentos, desperdiciando la pequeña oportunidad que tienen de continuar ampliando su educación. Por tanto, es extremadamente importante que, al tiempo que buscan llevar al país por la senda del desarrollo y la prosperidad, los tibetanos se aseguren de evitar artículos lujosos innecesarios y, en particular, aquellos actos que socaven las ricas culturas y tradiciones del país. 

Traducido del discurso en tibetano de Su Santidad el Dalai Lama a tibetanos recién llegados del Tíbet a Dharamsala, durante las enseñanzas de Monlam, el 18 de marzo de 2005

Traducido del inglés por elisa pérez ochoa